jueves, 24 de mayo de 2012

Héctor Tajonar recordado tras la Marcha Yo Soy 132: el académico que se enfrentó a Milenio y Televisa

Tajonar contra Marín Pulso ciudadano 

Un artículo del columnista de Milenio, Héctor Tajonar, publicado en diciembre del 2011, se convierte tras la primavera mexicana y la #MarchaYoSoy en la comidilla de Twitter. ¿Por qué? Tajonar renunciaba a seguir colaborando en Milenio porque Carlos Martín le pidió que no hablara mal de Televisa. Ahora que la dirección de este periódico arremete contra el Movimiento Somos Más de 131, todos recuerdan el artículo de un hombre que rompió con Milenio y con la televisora de San Ángel por dignidad.


Televisión, periódicos y libre opinión 
 
El establishment cultural, que fluctúa entre Nexos y Letras Libres, bajo el manto de Conaculta o ubicado en Canal Once y Canal 22, sufrió en diciembre del 2011 otro quiebre. En su columna del  miércoles 21 de diciembre el documentalista, académico y ex funcionario de Televisa Hécto Tajonar se despidió de Milenio Diario con un texto llamada Sentido adiós a Milenio donde acusaba al director del periódico, Carlos Marín, de connivencia con Televisa:
He reflexionado acerca de la breve conversación telefónica que sostuvimos la semana pasada y he tomado la decisión de suspender mi colaboración semanal en MILENIO Diario.
Antes de exponer mis razones, quiero agradecerte el haberme invitado hace cinco años y medio a colaborar en este diario después de haber publicado, a solicitud mía y en calidad de columnista invitado, el texto titulado “¿La rebelión de las masas?”, fechado el 16 de julio de 2006. Desde entonces he podido expresar con toda libertad mi visión personal, independiente y crítica acerca del acontecer político nacional. Tu proposición de modificar esas condiciones me obliga a escribir esta carta de renuncia, con la atenta solicitud de que sea publicada en el espacio que tuviste a bien asignarme en Acentos.
Me has pedido que dejara de criticar a Televisa en mi columna, aduciendo que MILENIO Televisión está asociado con esa empresa para sus transmisiones en cable. Comprendo que en la actual coyuntura preelectoral mis puntos de vista puedan resultar disfuncionales para los legítimos intereses empresariales de esta casa editorial. Sin embargo, sabemos que en el ámbito de los medios de comunicación, los intereses empresariales se traducen en políticas editoriales. Ello me impide aceptar tu planteamiento. Permanecer en esas condiciones significaría no sólo coartar mi libertad de expresión sino convertirme en cómplice pasivo de una situación política con la cual no comulgo. Ha llegado el momento de marcharme.

Sus proféticas palabras resuenan hoy con singular fuerza:

Televisa es el ejemplo más claro del abuso de ese poder sin control, su inocultable vínculo con el candidato del PRI representa una burla a las leyes electorales del país y el riesgo de un grave retroceso democrático. La televisora y el candidato tricolor constituyen un binomio político-electoral indivisible y, para muchos, invencible.
Los concesionarios de la televisión han pasado de ser soldados del presidente a inventores de presidenciables. Por ello, dejar de criticar a Televisa, como me lo has pedido, equivaldría a dejar de criticar a Peña Nieto. No puedo aceptar el ejercicio de un periodismo amordazado.

En un inusual intercambio de pareceres, el propio director del periódico contesta las acusaciones de Tajonar con su propia explicación de hechos:

Basta leer en MILENIO a Álvaro Cueva o ver los cartones de Jabaz y Rapé para saber que Tajonar miente al decir que le pedí “dejar de criticar a Televisa”.

Le llamé hace pocos días, eso sí, para comentarle que sus colaboraciones trasminaban rencor hacia la empresa en que trabajó 20 años; recordarle que esta casa editorial está asociada en los sistemas de cable en el norte de México (para nada en la señal de MILENIO Televisión) con Televisa; que en este diario no hacemos campañas para denostar ni encumbrar a nadie, y le previne de que sus textos estaban descendiendo a nivel de periodicazos (de septiembre a la fecha, uno de cada tres contra Televisa).
Tajonar imagina que mi comentario es “resultado de una presión de los estrategas de Peña Nieto…”.
No, Héctor: desconozco quiénes y cuántos sean, y ni ellos ni nadie me ha buscado nunca para comentarme nada que hayas escrito jamás.
En plena primavera mexicana, este artículo ha sido rescatado como ejemplo de la colusión de intereses empresariales y políticos que se esconde bajo la candidatura presidencial de @EPN. Pero aún más interesante es que Tajonar nunca perteneció a los amigos o colaboradores de AMLO que dejaron Milenio o fueron invitados a salir como Federico Arreola o Marcela Gómez Salce. Todo lo contrario.

Del antipopulismo al pensamiento crítico

El primer artículo que publicó en julio del 2006 Tajonr se dio en pleno conflicto postelectoral y es gracias a su cólera antipejista que Martín lo invitó a colaborar regularmente en Milenio. Era, pues, un ataque furibundo a la supuesta personalidad fascista del candidato de centro-izquierda, posición que le valió a Tajonar un fácil acomodo en los medios que llevaron la batuta de de la guerra cultural  contra AMLO en las presidenciales del 2006.


Sirva este fragmento de ¿La Rebelión de las masas? para ubicar a Héctor Tajonar:

Los postulados de la psicología de las masas han sido utilizados de manera pragmática o teórica lo mismo por Lenin y Hitler que por Mussolini y Gramsci. Los nuevos demagogos conocen bien la eficacia de esos métodos, en los que el señor López Obrador es probado artífice. La similitud entre fascismo y comunismo, dos formas del totalitarismo, se debe a que ambos son movimientos de masa, no de clase, como lo ha señalado Kornhauser (The Politics of Mass Society). En la actualidad, las técnicas manipuladoras de la política de masas son el principal instrumento de líderes populistas, caudillos y demagogos de todos los signos ideológicos. En México, el mayor obstáculo para el avance democrático es, junto con la desigualdad social, la nostalgia de autoritarismo que se ha enquistado en amplios sectores de la sociedad.


Siguiendo su formación liberal, explícita y pública, Tajonar sostenía el discurso contra el mesianismo populista:

Al ser incapaces de pensar y conducirse por sí mismas, las masas caen fácilmente bajo el dominio de un líder, apoyado por su aparato organizacional y por los “intelectuales orgánicos”, quienes las manipulan mediante una sagaz mezcla de persuasión, clientelismo y control autoritario. López Obrador utiliza la“movilización social” con el propósito de mostrar la capacidad de convocar a multitudes dispuestas a obedecer a su líder, para protestar, hasta ahora de manera pacífica, contra lo que consideran un fraude electoral. La gran interrogante es lo que ocurriría con esas masas enardecidas en el caso de que el veredicto del TEPJF confirme la victoria obtenida por Felipe Calderón en el conteo de votos realizado por el IFE.

Su propia evolución, durante estos cinco años de publicar el Milenio, lo llevaron a una confrontación con los intereses y postulados de  Milenio Diario que estalló tras la línea crítica con el duopolio televisivo que este doctor en ciencias políticas por la Universidad de Oxford usó reiteradamente en sus últimos artículos. Como ejemplo de esta línea, sus opiniones sobre el mismo personaje que detestaba en 2006 variaron hacia un análisis más sociológico del verdadero poder en México:

El líder empresarial en turno declaró que “lo volvería a hacer”, en tanto que los estrategas de Fox se ufanan de que cumplieron su intención de “chingarse al Peje”. Ello revela claramente un primitivismo predemocrático que sigue vigente y es necesario combatir. Entre la casta política prevalecen usos y costumbres contrarios a la lealtad con los valores democráticos. Importantes factores de poder dentro y fuera del Estado se resisten a acatar las nuevas reglas de juego, intentan cooptar o desprestigiar a las instituciones electorales, burlar las leyes, imponer intereses empresariales o partidarios a costa de la normalidad democrática y el desarrollo del país.
Un esquema oligárquico, cerrado y corrupto, que terminó con su carrera de columnista. Y por esto ahora, en pleno auge de la protesta estudiantil contra Peña Nieto, Tajonar vuelve a ser recordado como un hombre digno que supo decir ya basta.

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