miércoles, 16 de mayo de 2012

Cuestionar a los cuestionadores, por qué no


Blanca padilla 
(eventual integrante del Consejo Consultivo de Amedi Oaxaca)

Celebro la iniciativa de la Asociación Mexicana por el Derecho a la Información, capítulo Oaxaca (Amedi Oaxaca), de realizar, por primera vez en nuestro estado, la difícil tarea de observar a quienes tradicionalmente observan y, se supone, cuestionan a los actores políticos y sociales: los periodistas.

Hace poco más de un mes Amedi inició el Observatorio electoral de medios sobre las campañas de quienes contienden para ocupar escaños en el Congreso de la Unión y, hoy me congratulo también de la publicación de su primer informe al respecto. 

Este documento es valioso, aunque no nos aporta ninguna sorpresa si nos sirve de evidencia científica para sustentar lo que siempre hemos sabido: en Oaxaca falta mucho ejercicio periodístico y el interés público se sacrifica ante el interés de quienes pueden pagar inserciones o la publicación de sus boletines.

Del monitoreo realizado a dos programas noticiosos de radio, dos de televisión, dos periódicos y tres ciberperiódicos el estudio arroja que la gran mayoría de la información sobre las campañas electorales la aportan los departamentos de prensa de los candidatos, son boletines que se le hacen pasar al elector como notas informativas, pues solo en algunas se aclara que son comunicados.

Justo lo que debe ser base del trabajo periodístico no existe, no hay investigación ni cuestionamiento hacia los candidatos a diputados federales y senadores. No hay perfiles de quienes aspiran a representarnos para que el electorado los conozca, no se ve el ejercicio periodístico, los dueños de los medios no invierten recursos en esto, solo se atienen a la información que “bajan” los propios políticos.

También, se aprecia que los partidos decidieron solo hacer promoción de los candidatos a senadores, pues son prácticamente los únicos que figuran: Eviel Pérez Magaña por el PRI, Benjamín Robles Montoya por el PRD y Diódoro Carrasco Altamirano por el PAN. 

Esto revela la estrategia de los partidos políticos: apostarle todos sus recursos a los personajes más reconocidos por el electorado, confiando en que éstos “arrastrarán” a los demás, para repetir lo que en 2000 se llamó “efecto Fox” o en 2006 “efecto Andrés Manuel”, pero no sirve al electorado quien tendrá que votar a ciegas.

Así pues, de los candidatos a diputados no se habla en los medios y lo mismo pasa también con las candidatas mujeres, de éstas, de acuerdo con el primer informe de Amedi, no se habló prácticamente en los noticiarios observados.

Pero de esto se trata el Observatorio precisamente, de darnos cuenta cómo estamos, para mejorar, para profesionalizar el periodismo y coadyuvar en el alcance de estadios democráticos cada vez más elevados, no para otra cosa. 

Sin embargo, hemos sido testigos de lo difícil que este empeño se torna. Difícil por el trabajo en sí: definir métodos de investigación, llegar a acuerdos con el equipo que participa en la actividad y dedicar recursos económicos y humanos en el desarrollo del monitoreo de medios, una ardua y tediosa labor. Pero eso con organización se supera.

Prejuicios ante el observatorio

La otra causa de la dificultad, es más tremenda, dice mucho de lo que somos, de nuestra apertura, de nuestra disposición al cambio, de nuestra conciencia. Iniciar este Observatorio fue, para la Amedi, enfrentarse a unos medios desacostumbrados a ser observados, ignorantes en algunos casos de lo que este empeño significa, recelosos en su mayoría; suspicaces, tal vez por naturaleza, y hasta procaces.

Hubo periodistas que se sintieron atacados cuando supieron que se estaría observando su desempeño durante el proceso electoral. El solo anuncio del inicio del observatorio, encendió algunos ánimos e hizo que algunos cometieran desatinos e incluso que llegaran a la diatriba personal en contra de integrantes de la Asociación.

En la radio, quienes supieron que se les observaría, emitieron airadas descalificaciones contra Amedi Oaxaca. Lo mismo ocurrió en las redes sociales y un caso emblemático fue la consulta que inmediatamente fueron a hacer directivos de los ciberperiódicos NSS Oaxaca, Quadratín Oaxaca y RIOaxaca al presidente del Consejo Local del Instituto Federal Electoral, Roberto Heycher Cardiel Soto,  sobre el particular.

Cuál fue el objeto de esta entrevista, por qué pensaron estos directivos que el IFE debería tener injerencia en este ejercicio ciudadano emprendido por la Amedi. Acaso  es el IFE quien da o quita permisos a los ciudadanos para realizar investigaciones de este tipo. No, y ninguna ley lo estipula así. 

Acaso no saben nuestros colegas periodistas que los observatorios de medios son un ejercicio democrático que se practica en diversas partes del mundo desde antes de los años ochenta del siglo pasado, que son una forma de controlar desde la ciudadanía el poder que han llegado a obtener los medios de comunicación y que necesita ser regulado a riesgo de que se convierta en un poder fáctico más, como ya lo son las televisoras, por ejemplo.

Al parecer no, y no les interesó, porque en lugar de acercarse a Amedi Oaxaca para cerciorarse de que el protocolo de investigación fuera convincente o para saber más de este tipo de estudios, se dedicaron a la descalificación. 

Solo para ilustrar, hablaré concretamente de NSS Oaxaca, cuya Redacción publicó un artículo de opinión en el que en un abierto juicio a priori  se habla del monitoreo como un estudio “totalmente sesgado”, dice desconocer a quienes conforman a la Amedi y que “su objetivo de ´configurar un espacio democrático y plural´ no corresponde a la limitada esfera de acción que emprenderá”, lo que sea que haya querido decir con esto.

Luego descalifica a los miembros de la Amedi señalando que sólo buscan allegarse “más puestos públicos”, con lo que, quizá, da a entender que aunque dice desconocer a quienes forman esta Asociación, sí conoce a algunos. 

Si a esto agregamos que, apenas 38 días antes, NSS Oaxaca publicó un comunicado de Amedi sobre su primer aniversario y la iniciativa de ley sobre Publicidad gubernamental enviada al Congreso local, tendremos noción del grado de encono con el que se hizo ese artículo, al que, por cierto, hice un comentario que jamás publicaron los editores del ciberperiódico.

Es lamentable esta pequeñez de miras, esta miopía e iniquidad de parte de algunos periodistas. Luchamos por la transparencia y la rendición de cuentas siempre que no se nos llame a cuentas a nosotros. 

Los primeros resultados de este monitoreo, de solo una pequeña muestra, (“una limitada esfera”, como dice NSS) nos da luz sobre lo que ocurre y sobre lo que necesitamos trabajar para superar los rezagos en materia periodística. Duelen los resultados, pero no podemos quedarnos en simples lamentaciones. 

Para empezar, me parece que debemos aún entender muchas cosas: 

1. Realizar un observatorio de medios es una forma de ejercer la democracia, pero no significa que Amedi, o quien lo realice, tenga que contar, necesariamente, con el respaldo de una mayoría entre los ciudadanos. La democracia es mucho más que eso.

2. El observatorio es un trabajo científico que aporta datos que nos pueden servir para comprender la realidad, no para saber cuántos están a favor y cuántos en contra, eso es lo más llano de la democracia.

3. El IFE realiza monitoreos de medios para cerciorarse de que los tiempos oficiales para cada candidato sean proporcionales a la votación que obtuvo en la elección pasada.

4. Lo que el capítulo Oaxaca de la Amedi decidió observar fue el quehacer periodístico con respecto a las campañas electorales en los noticiarios. Y, en esto, no tienen injerencia ni el IFE ni autoridad alguna, solo la línea editorial de cada medio.

Regular esto atentaría contra la libertad de expresión. Los periodistas son de los pocos profesionales que no cuentan con un código de ética con carácter judicial, la forma en la que nos conduzcamos depende solo de nuestro profesionalismo y de nuestra conciencia.

Nadie obliga a los medios a darle en sus espacios noticiosos un tiempo equitativo a cada uno de los candidatos, ni a hablar de cada uno de ellos sin ningún sesgo, sin descalificaciones. Nadie obliga tampoco a los periodistas a evitar las zalamerías hacia uno u otro contendiente. Sólo el profesionalismo y la ética pueden regular nuestro comportamiento. 

Esto es lo que está observando la Amedi: el grado de profesionalismo y ética que priva en cada noticiario, porque de eso depende la calidad de la información que reciben los ciudadanos. Y, dada la influencia de los medios en la actualidad, de esta calidad de la información dependen las herramientas con las que cuente la ciudadanía para ejercer la democracia. Poca cosa.

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