Hablar de lo que pasa al
interior de los medios, ha sido desde siempre una de las preocupaciones de la
periodista Elvira García, desde 1985 cuando comenzó a trabajar en La Jornada, y
en ese empeño sigue, según comentó durante
la presentación de su libro Ellas tecleando su historia, actividad que se
desarrolló en la Biblioteca Henestrosa la noche de este miércoles.
Desde siempre se ha
criticado a Televisa, a la Cofetel y se ha hablado de los ataques que desde el
poder sufren los y las periodistas, pero poco se dice de lo que ocurre al interior
de las redacciones, dijo la autora a la que alguna vez sus jefes reconvinieron diciéndole
que “la ropa sucia se lava en casa” y que no debía hablar de lo que ocurre al
interior de los medios.
No obstante eso, en este libro
prologado por el maestro Miguel Ángel Granados Chapa, la ex reportera de La
Jornada, da a conocer las experiencias, en el medio periodístico, de catorce
mujeres, entre ellas Anabel Hernández,
Blanche Petrich, Adriana Malvido, Anne Marie Meger, Polia Estévez y Sara
Lovera.
“Todas ellas son periodistas
que han vivido casos de presión sicológica por parte de sus jefes, acoso
judicial (demandas), amenazas de muerte (veladas o abiertas) y acoso laboral en el
ejercicio de su trabajo informativo”, explicó Elvira García.
De acuerdo con la escritora,
quien por medio de diversas entrevistas con las protagonistas de este libro
logró reunir sus historias, son las mujeres quienes han hecho el mejor
periodismo en los últimos años y, estas mujeres en particular, se han dedicado
a usar el periodismo para informar acerca de lo que sucede en los intersticios del poder, han actuado de cara a la ciudadanía
conociendo sus padecimientos y nunca han usado su profesión para obtener canonjías.
En la contraportada del
libro, se puede leer que en él las periodistas cuentan casos como el de Carmen
Lira, quien “expulsó de La Jornada a los accionistas fieles a Carlos Payán. Que
al consejo editorial de Proceso no le interesaba cubrir el plebiscito que
finalmente terminó con el régimen de Pinochet. Que Carlos Marín no quería
publicar la información del toallagate foxista, pues decía que no era nota. Que
Ana Lilia Pérez le dio a López Obrador los documentos que probaban los negocios
de Mouriño en Pemex y por los cuales más tarde ella empezó a recibir amenazas
de muerte…”
A situaciones como estas en las
que se ha pretendido desde el poder, o desde sus jefes inmediatos, coartarles
su libertad de expresión o minimizar la importancia de sus investigaciones, se
han enfrentado estas reporteras. De ahí la importancia de hablar acerca de lo
que ocurre al interior de los medios y de visibilizar el trabajo periodístico
hecho por mujeres, indicó Elvira García, y agregó que contrario a lo que se piensa, esto
no compete únicamente a los periodistas sino también a los lectores.
Durante la presentación comentó
también el ejemplo de una reportera de deportes que dio a conocer la violación
de una niña por parte de un entrenador y como sus compañeros reporteros le
dijeron que de eso no se debía hablar, que esos temas no se tocan, que eso no
es noticia. Algo semejante a lo que recientemente ha señalado Marco Lara Clarck
sobre la forma machista con la que se trata la información.
De ahí la importancia de
hablar de todo esto, de acuerdo con Elvira García, ya que de ello depende la
calidad de la información que los lectores reciben. Sin embargo, dijo, hay
medios a los que les interesa más la calidad de anunciantes que la calidad de la
información, por eso es necesaria la creación de un ombudsman del lector,
indicó.
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