Por Blanca Padilla
Hacía dónde nos llevará el lamentable triunfo, hasta ahora
virtual, de Enrique Peña Nieto los próximos setenta años; porque, quien votó
por el PRI no votó por seis años. Estamos frente al poder de la Televisión: más
telenovelas, más cocacolas, más idiotez, más peñanietos.
Ya encontraron la fórmula perfecta para otros setenta años
de "dictablanda": líder hueco, pero agraciado, que no carismático,
asociado con una heroína de las telenovelas.
Los que se vendieron por una despensa quieren vivir su
propia telenovela, les gustan esas emociones. Pero es con esto y no votando por
Obrador con lo que le abrieron las puertas a formas de expresión más radicales
para lograr un cambio.
Tal vez es cierto lo que plantea Nietzshe: nos hace falta
mucho mayor sufrimiento para por fin trascender esta realidad. Ir contra el mundo de ignorancia, de un pueblo que se debate en la
pobreza a la que lo han reducido los gobiernos neoliberales, no es fácil, es una lucha titáica. A un
pueblo así es fácil manipularlo, por eso la tendencia es empobrecerlo más.
Podría condenar a quienes votaron por Peña Nieto, pero no
hicieron más que obedecer a su condición. La izquierda y la gente pensante de
este país tenemos mucho por hacer los próximos seis años si queremos que esta
realidad se revierta.
No podemos contentarnos con nuestros comentarios en Twitter
o Facebook (nuestra actual torre de marfil) tenemos que salir a la vida real,
enfrentarnos a esas otras realidades en el campo y en la ciudad y abrir más la
discusión que ya generó #Yo soy 132 acerca del papel de los medios de comunicación en
la vida pública. Tenemos que definir lo que realmente queremos de ellos los ciudadanos y los
propios periodistas independientes.
Claro, si Enrique Peña Nieto resulta finalmente ganador
también hará su parte para que logremos este avance, veremos que tanto cumple
de lo que prometió y cómo se mueve políticamente ante un Congreso tan dividido
como el que se perfila.
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