Promesas, compromisos y falsedades

Celestino Robles*

Se tienen datos, y además comprobados que cuando se atenta contra  el pueblo, éste es capaz de todo, tan capaz de hacerle frente a los problemas que lo aquejan y quitarse el pie del verdugo que le oprime sin cesar, cuando se lo propone, y lo hace a costa de lo que sea, la misma historia lo ha demostrado con las grandes revoluciones.

En Oaxaca, y sin exagerar, puede ocurrir en cualquier momento, hasta  ahora el Gobierno del Estado, que encabeza Gabino Cué, no ha sido capaz de parar la infinidad de marchas,  protestas, descontentos y hasta burlas a su función como representante de los Oaxaqueños, por la falta de carácter y seriedad para suavizar los males que aquejan al estado en estos momentos. 

Fue sonado el discurso en el que se decía que con el gobierno del cambio se terminarían las marchas y bloqueos, satanizando las acciones anteriores y que la nueva protesta sería un Oaxaca de paz y progreso, aquí queda demostrado que las palabras se las lleva el viento y en la práctica todo resultó una verborrea difícil de borrar de la mente de quienes todos los días tocan las puertas del Palacio para pedirle atención a sus demandas, que visiblemente sí le hacen falta a los pueblos de Oaxaca.

Y es que, es posible ver, más de cuatro, o a veces hasta cinco protestas al mismo tiempo, todos buscando la esperanza que nuestro gobernante fue capaz de vociferar antes (En campaña) y  después (al momento de asumir el gobierno) al pueblo de Oaxaca. Todo  se convirtió en las acostumbradas falsas promesas que se utilizan como mercadotecnia para vender una inexistente  imagen (La del bueno que no permitiría mas injusticias y que sus hermanos indígenas eran parte de la prioridad en su mandato).

Considero que hay quienes tienen presente aun aquel desarrollado y bien leído discurso. Sobre todo aquellos manifestantes que llevan días, semanas, y hay quienes hasta meses de no ser atendidos, tan solo porque piden que les lleven algo de beneficios a sus comunidades,  pues así lo dijo el mandatario, “gobernar, con justicia al lado de la gente” y desde luego, obedecer al mandato popular.

Creo también que esos acuerdos de buscar “la paz en Oaxaca”, se ven contrastados con los conflictos post-electorales, agrarios, y demás que tienen a los pueblos divididos y a punto de matarse. Vemos a comerciantes en batalla campal por ocupar espacios inapropiados; dos secciones (22 y 59) que se olvidan de su objetivo principal, la educación y se enfrentan a cada momento, los transportistas etc. La lista es interminable, pero lo más lamentable es que quienes deben poner orden y paz en esos lugares, ni siquiera han volteado a ellos, ¿se espera más sangre para después saltar del asiento y dar pésames a  los dolidos? Definitivamente Oaxaca no se merece esto.

 Y qué decir de cuando Gabino dijo que “Oaxaca vivía con miedo, en un sistema que fomentaba la desigualdad y exclusión, con temor a las represiones y la violación a los derechos humanos”. Lo cierto es que se sigue viviendo con miedo por la violencia soltada en el estado. La desigualdad y exclusión, ¡cómo no!, Las puertas de la casa del pueblo se cierran instantáneamente cuando se acerca un grupo de pobladores que tan solo piden justicia, obras o a veces una simple audiencia, y si vas solo, es peor, pues eres prácticamente bateado por el ayudante del asistente del funcionario. 

Si tiene conciencia de gobernador, Gabino Cué, y de verdad desea darle la vida digna que prometió a sus “hermanos”  Oaxaqueños, aún es momento de retomar el camino y hacer que su gabinete cubra los ejes que de por sí demandan sus gobernados, y no permitir que Oaxaca se siga cayendo a pedazos como hasta ahora, de lo contrario, seguramente el mismo pueblo que lo eligió le estará cobrando con creces las mentiras utilizadas para llegar al poder.

 * Celestino Robles es comunicólogo de profesión y Jefe de Prensa de la organización social Antorcha Campesina en Oaxaca.