martes, 24 de mayo de 2011

Montaracía o civilidad, qué nos domina


Blanca Padilla

Hace unos días comentaba en Facebook que siento en el D.F. menos orgullo, menos egoísmo, más humanidad, más civilidad entre la gente, en el sentido de hermandad que esta palabra tiene.
Esto por muchas situaciones, principalmente por todos los conflictos poselectorales vividos en Oaxaca desde el comienzo de este año y que llegaron al máximo de barbarie en el caso de Choapan, donde 10 campesinos fueron asesinados.
Y es que resulta estúpido, aberrante y sin embargo sucede. Los campesinos, la gente de las comunidades más pobres de Oaxaca, se están matando, azuzados por grupos políticos o religiosos en aras de conseguir el poder en un territorio empobrecido, sobre gente sin esperanza, gente fácil de manipular porque no ha sido educada para participar políticamente. Siervos, antes que ciudadanos, ciegos instrumentos de los cacicazgos.
En eso estaban mis pensamientos mientras retomé la lectura de una recopilación de textos de don Miguel de Unamuno y casualmente uno de los artículos que revisaba habla de lo que pensaba,  ese gran pensador del país Vasco, acerca de la gente de la ciudad y del campo, con lo cual coincido.
“Chocando y luchando aprenden a conocerse los hombres y luego a compadecerse mutuamente. Es en la calle y no en el campo, donde la compasión nació. Los crímenes cometidos en el campo y por campesinos suelen ser mucho más feroces que los cometidos en las villas y en las ciudades. La pureza de costumbres del campesino es un mito y nada más. Hay más íntima moralidad en las ciudades, aunque alguna vez haya más disipación. Y ello se debe, sobre todo, a que hay otras luchas”.
Era 1917 cuando Unamuno escribía esto, en plena Primera Guerra Mundial, por eso agrega, aduciendo que esa guerra también era civil, pues los europeos son en cierta forma hermanos, que los estaba dominando el espíritu de montaracía o de servidumbre, por encima del de ciudadanía y asentaba lapidario: “El montaraz es ciervo hasta cuando se rebela, pues lo hace para que no le quiten las cadenas”.
Lo comparto con ustedes esperando que nos sirva para pensar y repensar nuestra situación actual. Les recomiendo también leer a Unamuno, es genial.

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