jueves, 14 de marzo de 2013

Inédita audiencia de la CIDH por exhibición de personas en medios

Por Marco Lara Klahr
 
El próximo 14 de marzo [2013], a las 12:00 horas, gracias a una iniciativa ciudadana, por primera vez en la historia autoridades mexicanas acudirán ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos [CIDH], en Washington, DC, a rendir cuentas por su práctica inveterada de exhibir en medios noticiosos a personas víctimas, detenidas o imputadas de delito —violando sus derechos y la legalidad.


Esto es ocasión de regocijo democrático, y de reflexión.

La semana anterior, comentando mi texto «Al exhibir a Elba Esther Gordillo volvieron a fallar», Laura Muñoz escribió: «El inconveniente que le veo al artículo es que da por sentado que en México existe un Estado democrático de derecho y no es así. Hay que construirlo, primero».
Fue justo eso lo que nos motivó a Fundar. Centro de Análisis e Investigación; la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal; el Centro de Investigación y Docencia Económicas; a nuestro Instituto de Justicia Procesal Penal, y al doctor Miguel Sarre, a solicitar una audiencia pública temática sobre «Exhibición en medios de comunicación de víctimas del delito y de personas bajo responsabilidad del Ministerio Público en México». Petición que nos fue concedida.

La CIDH pertenece a la Organización de los Estados Americanos, donde su función es promover y proteger los derechos con base en la Convención Americana sobre Derechos Humanos. El gobierno mexicano está obligado a rendirle cuentas y considerar sus recomendaciones.

La Convención —o Pacto de San José— incluye artículos que sancionan virtualmente la exhibición de personas en medios periodísticos. El Artículo 1 establece que «Los Estados partes en esta Convención [México lo es] se comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social».

El Artículo 5, sobre el «Derecho a la Integridad Personal», estipula que «Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral», y «Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes».

El Artículo 8, a su vez, ampara las «Garantías judiciales», como las de presunción de inocencia y no ser obligado a autoinculparse. Y el 11, la «Protección de la Honra y la Dignidad», precisando que «Toda persona tiene derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su dignidad»; «Nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada […] ni de ataques ilegales a su honra o reputación», y «Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o esos ataques».

Al exhibir a víctimas del delito y «enjuiciar» mediáticamente a personas detenidas o encauzadas por la vía penal, las autoridades violan sus derechos de personalidad y debido proceso. La fragilidad institucional y la impunidad, sin embargo, evitan que se les responsabilice según las leyes e instituciones mexicanas, por lo que es vital que los organismos internacionales las llamen a cuentas.

No olvidemos la macabra profusión de imágenes a las que tales autoridades nos han expuesto, a través de los medios, lo mismo de Florence Cassez, el adolescente Edgar Jiménez y los padres de Paullette, que de cientos de víctimas mortales con sus cuerpos mutilados, o de culpables de delito «fabricados» o quienes no han sido juzgados ni condenados de delito. Recordemos los tratos denigrantes, discriminatorios, criminalizantes, machistas e intrusivos de su vida privada a los que han sido sometidos.

Al margen de nuestras preconcepciones, todas esas personas tienen derechos amparados constitucionalmente, como los tenemos todos, y a eso nos atenemos.

Durante décadas estas exhibiciones han ocurrido en un marco de informalidad institucional —por disparatado que resulte—, pero hoy están institucionalizadas, por ejemplo, en el Distrito Federal, merced al «Acuerdo» de la Procuraduría General de Justicia sobre el ¡«Protocolo para la Presentación ante los Medios de Comunicación, de Personas Puestas a disposición del Ministerio Público»!

Lo anterior, no obstante que la Recomendación 03/2012 de la Comisión de Derechos Humanos del DF a la Procuraduría mencionada —que fue rechazada por esta última— evidencia el impune atropello contra 50 personas exhibidas en medios.

Vamos, pues, a Washington, DC, el jueves [marzo 14, 2013], con el mayor interés de que las autoridades federales y locales presentes reconozcan ante la CIDH la ilegalidad de esta práctica abusiva y asuman compromisos precisos para evitarla y castigarla. Ya veremos.

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