Por Blanca Padilla
¿QUÉ ES O QUÉ SIGNIFICA CANDELARIA?
Mucha gente piensa que es un
festejo dedicado a una virgen de nombre Candelaria, pero no. La Candelaria es
una fiesta católica muy antigua. Inició hace más de 1 500 años en la tradición
católica.
Ocurre 40 días después de la
navidad, porque es lo que, de acuerdo con el antiguo testamento, debían esperar
las madres judías, después del parto, para purificarse. Hasta entonces podían
presentar al recién nacido en los templos.
La celebración consistía originalmente en la bendición y ofrenda de velas de cera, ya que Jesús sería la luz del mundo. ¡Velas! ¿Comprendes? Bueno, tal vez no, porque en México las llamamos velas, del latín vigil y no candelas o luz, del latín candela. Podríamos decir “el dos de la Velaria”, pero la tradición obliga a llamarle “candelaria”. Y, como estamos en México, pues ofrendamos tamales.
¿A QUIÉN LE TOCAN LOS TAMALES?
Seguramente ya saben que el 6 de enero se parte la rosca
y que el afortunado o afortunada que encuentra al niñito Dios en su bocado
tiene que poner los tamales para la Candelaria. Entonces ya sabemos quien los
va a poner.
PERO, ¿POR QUÉ TAMALES?
Como bien sabemos, casi todas las festividades traídas por los españoles
se encimaron a las festividades aztecas. En el caso de la Candelaria, esta se sincretizó
con las celebraciones en honor a Tláloc, dios de la lluvia y de los cerros.
De acuerdo con el calendario Azteca, el mes de i Atlcahualo, correspondiente
a febrero, pertenece a la época seca del año, tonalco, “el
calor del sol” como lo llamaban los mexicas. Un mes donde faltaban el agua, eso
significa i Atlcahualo.
Por este motivo, desde el dos de febrero y hasta fines del mes de Huey
tozoztli (fines de abril/inicios de mayo), cuando termina la temporada
de sequía, realizaban diversos rituales para pedirle a Tlaloc que hiciera
posible la lluvia para que sus cosechas fueran buenas.
Subían a los cerros y ahí, en honor a Tlaloc, sacrificaban niños y
ofrendaban mazorcas y otros productos del maíz proveniente de la cosecha
anterior para que el dios los recompensara con la anhelada lluvia.
Ya bajo el dominio español, no volvieron a sacrificarse niños y el
ritual del dos de febrero tomo el nombre de “la Candelaria”. Pero, las ofrendas
consistentes en productos del maíz como los tamales y el atole continuaron. Y
así, hasta nuestros días. Ahora, ya con conocimiento de causa, ¡a disfrutar de
los tamalitos!
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