Blanca Padilla
El singular escritor, luego de escuchar a quienes lo acompañaban: Gerardo de la Torre, Raúl Renán, Ignacio Trejo y el periodista José Luis Martínez, dijo que estar en el Alcalá recibiendo ese homenaje, “es un recuerdo para toda la vida, algo que me deja estupendejo” y dio las gracias a ponentes y organizadores.
Durante la charla entre estos escritores y periodistas, el
director del Suplemento Laberinto de Milenio Diario, José Luis Martínez, presumió
su amistad literaria con José Agustín desde la adolescencia.
Para
el periodista, José Agustín más que un buen escritor, era un hombre generoso. Por
eso, sin ser amigos consideraba que tenía con él una amistad literaria a la manera en la que muchos lectores y escritores la sienten, pues estaba seguro de
que prácticamente todos han tenido una etapa de José Agustín para escribir.
El
también escritor Eusebio Ruvalcaba no pudo estar presente, pero por medio de
una carta leída por Julio
Ramírez expresó su admiración por José Agustín, a su manera: “Para mí, siempre
has sido un escritor jefe, por eso eres de los pocos con quienes mantengo una
amistad, eres un escritor selecto, de lo poco bueno que hay”.
Luego Ruvalcaba recordó que a los 24 años leyó por primera vez
un libro de José Agustín y dijo: “Ay no mames, que chingonería de libro”, pues
desde las primeras palabras lo atrapó. “Me hizo suyo hasta las últimas
consecuencias, era una obra divertida y desmadrosa hasta las cachas”, agregó y
luego de esto dijo que pensaba: “Estaría chido que los chavales leyeran algo de
José Agustín. Se está haciendo tarde, por ejemplo, para que se
sumergieran de un solo madrazo en la literatura mexicana”.
Elogió
luego la naturalidad con la que se siente cada palabra de José Agustín en sus
obras. Sin embargo, dijo que, ésta ha generado equívocos: “al leerte no falta
algún pendejo que piense que es fácil escribir, pues andas sin esa camisa de
fuerza de la solemnidad,
ni apellidos usas, eres emblemático”, finalizó Ruvalcaba.
El ex cuñado del escritor, Gerardo de la Torre, por su parte,
hizo un recuento de la biografía de José Agustín, desde aquellos días de
infancia y adolescencia que compartieron en la, entonces, recientemente creada
colonia Narvarte de la Ciudad de México, donde José Agustín se reveló como un
lector precoz e incontenible.
De su estilo, de la Torre dijo que José Agustín es un narrador
contundente, poseedor de los más variados recursos narrativos con los que crea
una prosa inquieta, chisporroteante que no ha podido ser imitada porque es más
que el lenguaje sonoro y cargado de doble sentido pues, tiene tras ella largas
horas de preparación en gramática, filología y otras áreas literarias, ya que
el escritor no se conformó con su talento natural, dijo.
La literatura de José Agustín es una literatura próxima a la
vida y a la creación de palabras que dan luz a las zonas oscuras de la
conciencia humana. Su literatura es irreverente, desmadrosa y cargada de humor,
de un humor que divierte y hace pensar, agregó de La Torre.
Ignacio Trejo, escritor también, dijo en este homenaje que José
Agustín es el padre de una literatura de lo más gozosa y barajó algunos títulos:
De Perfil, Ciudades desiertas, La miel derramada y Vida con mi viuda, entre
otras.
Agregó que el tiempo ha hecho que José Agustín tome el lugar que
siempre le ha correspondido como uno de los mejores escritores mexicanos contemporáneos,
aunque sus detractores negaron que lo que hacía era literatura. José Agustín no
se ha quedado en la complacencia, ha crecido, así lo demuestra su obra: Se
está haciendo tarde, una de sus mejores novelas, Ciudades desiertas, una
locura deliciosa y Cerca del fuego, una de
sus novelas más complejas, una novela donde se explota lo onírico y lo mágico,
una novela a prueba de idiotas que me obliga a decir a la manera de Lucio, el
personaje de El analista y sus circunstancias, “No es correcto que estés tan
buena”.
El también catedrático
de la UNAM terminó su participación diciendo que, entre quienes hicieron este
tipo de literatura llamado “de la onda”, Gustavo Sáinz se puso serio,
Parménides García Saldaña se perdió en su locura y no sabríamos que habría
pasado con si aún viviera. Pero, José Agustín mantiene aún ese perfil y con él
alcanzó la madurez técnica.
El poeta meridano Raúl Renán, fue más breve, tan sólo leyó un
poema que compuso en honor del autor de La contracultura en México, la
Tragicomedia mexicana y La nueva música clásica.
Aquel homenaje tuvo
lugar durante el cierre de las actividades del XIX Encuentro Literario
Internacional, y ahí José Agustín estuvo rodeado por algunos de sus amigos y
escritores de la corriente literaria que privilegia la frescura, la
naturalidad, la fuerza narrativa y el humor y de la que es el máximo exponente:
la contracultura o literatura de la onda.
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