sábado, 10 de abril de 2021

SALUD DENTAL, RECLAMO SOCIAL QUE DEBEN ATENDER CANDIDATOS

Por Blanca Padilla

En estos momentos en los que una pandemia nos tiene aislados en casa y nuestra economía está en peligro, más que la seguridad, la salud debe ser un tema preponderante del que todos los candidatos deben responder en sus respectivas campañas.

Sin embargo, la salud es un asunto poco tratado, a pesar de que afecta terriblemente todas las esferas de la vida humana: sin salud no hay nada.

Y, hablando de salud, lo más olvidado es la salud dental entre la población en general y sobre todo entre los ancianos.

La absoluta imposibilidad de la mayoría de los adultos mayores para acceder a servicios dentales de calidad les provoca que finalmente pierdan la mayoría o todas sus piezas dentales, lo cual reduce drásticamente su calidad de vida.

Todo esto gracias a que el Estado no ha hecho nada contundente para apoyarlos en este sentido. Lo que les da el gobierno federal, a los mayores de 70 años, apenas alcanzaría para cubrir una consulta odontológica y uno que otro arreglo en consultorios particulares.

Los servicios de salud públicos, tanto los Centros de Salud como los especializados, no son garantía. En Oaxaca los Centros de Salud simplemente no funcionan: no hay dentistas y cuando los hay sólo pueden poner amalgamas, algo ya contraindicado por el mercurio que contienen.

El hospital de especialidades que se halla en San Bartolo Coyotepec, está muy lejos para la mayoría y tampoco tiene personal ni material suficiente. Y acceder a él implica muchos trámites burocráticos.

Los dentistas de los Centros de Salud suelen recomendar a los pacientes ir a un consultorio particular, claro, porque ellos mismos tienen sus propios consultorios y ahí les podrán exprimir todo el dinero que puedan. 

La gran mayoría de odontólogos en Oaxaca, funcionan como una mafia, uno puede ir por una resina, y la lesión no amerita más que eso, pero aprovechan la ignorancia de la gente para decirle que les urge un tratamiento más caro. Y es eso o perder la pieza.

Aun cuando el espíritu del servicio odontológico es intervenir para salvar piezas, los dentistas recomiendan la extracción cuando el paciente no puede pagar más, porque, al parecer, es lo único que están dispuestos a hacer por poco dinero.

Ni Estado ni legisladores ni nadie, entretanto, ha tomado ninguna medida para regular el accionar de estos pseudomédicos, porque lo que son es mercaderes de la salud, incapaces de empatizar con el dolor de su prójimo.

Y, la comunidad, debido a su ignorancia y pobreza tampoco ha hecho nada para reclamar un mejor y más completo servicio en los Centros de Salud. El pueblo se aguanta y se resigna a sus dolencias.

Nadie dice nada y esos Centros de Salud, vergonzantes elefantes blancos, cubren de manera hipócrita la injusticia total en algo tan sensible como la salud, hacia la población más desprotegida, porque supuestamente cubren el servicio, pero en realidad no lo hacen. Aun cuando nuestro actual gobierno va y viene diciendo que “primero los pobres”.

Hace un año se aprobó la Ley antichatarra, una grandiosa ridiculez. Por qué no hacen algo mejor nuestros flamantes legisladores, por qué no crean leyes que obliguen a las grandes empresas distribuidoras de chatarra a que aporten una fuerte contribución anual para habilitar servicios de salud bucal entre la población infantil y campañas permanentes para sensibilizar acerca de la necesidad de cuidar la salud dental.

Dónde se puede quejar la gente ante el mal servicio de Centros de Salud. Dónde quejarse del latrocinio de los dentistas de consultorios privados, cómo protegerse de ellos, cómo estar seguros de qué tratamiento es el correcto para no caer en sus garras.

¿La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (CONAMED)? No, estas dos instituciones también son dos grandes elefantes blancos cuya misión es dilatar cualquier proceso emprendido por pacientes inconformes para disuadirlos finalmente.

La población está en la indefensión ante la inoperancia de nuestro sistema de salud y a quienes hoy nos piden nuestro voto para representarnos en el Congreso y en las presidencias municipales no les importa.

 

 

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