Para
ejemplificar la relación con la otredad en estas comunidades, veremos dos
casos: San Jacinto, Huixquilucan y Santa María Chicoloapan, Ecatepec, dos
comunidades, protagonistas de linchamientos, visitadas por Buzos y donde la gente entrevistada fue enfática al señalar a los
avecindados como los culpables de lo malo.
“A
mí ya me tocó vivir todo lo bueno y ahora estoy viendo lo malo. Las carreteras
nos trajeron mucho porvenir y mucha prosperidad, pero también mucha delincuencia.
Se dejó de sembrar la tierra, se fraccionó y ahora tenemos muchos avecindados a
los que ya no conocemos ni sabemos que mañas traen.
”El gobierno debería controlar a la gente que llega, saber por qué se fueron de sus pueblos”, dijo don Pedro Medina Molina, comerciante de 85 años quien frente a su zapatería sobre la calle Primavera presenció el linchamiento ocurrido en su pueblo contra dos presuntos asaltantes el pasado 24 de junio.
No
es el primer acto de esta naturaleza que presencia, recuerda cómo, en una noche
de los años 40, sus vecinos detuvieron también a algunas parejas que se
dedicaban al robo de gallinas.
“Venían
de Tacubaya, eran matrimonios. Entonces éramos muy pocos, todos nos conocíamos
en el pueblo y esa zona de Tacubaya apenas comenzaba a poblarse. Los vecinos se
cansaron y les dieron su buena paliza. Se acabó el problema por un tiempo, pero
ahora ha vuelto con más fuerza. Los gobiernos nos han abandonado”, finalizó el
anciano que piensa que ya no verá “lo más malo que viene”.
Casi
mil vecinos se reunieron ese 24 de junio sobre la avenida Primavera, no sólo de
San Jacinto, sino de las comunidades vecinas, San Juan y Zacamulpa. Luego de
que algunos taxistas detuvieron a los presuntos asaltantes, alguien se ocupó de
tocar las campanas y la gente acudió al llamado.
No
es la primera vez que la gente de las tres comunidades se reúne para proteger
su patrimonio y su integridad, comentó a Buzos
el delegado de San Jacinto, Francisco Tovar Melchor.
En
los años 80, recordó Tovar Melchor, la gente de estas tres comunidades le puso
un alto a la Banda de Los Panchitos. Famosos en el Distrito Federal, por el
rumbo de Observatorio. Quisieron probar suerte en los municipios vecinos, pero
no contaban con que la gente se organizaría en su contra y lo pagaron con una
buena golpiza.
Pero
actualmente las tres localidades padecen altos índices de delincuencia, sobre
todo robos al transporte público, y el olvido del municipio.
“La
delincuencia parece no tener freno. En San Jacinto sólo han sido robos en el
transporte y a casa habitación, pero en Zacamulpa, a fines de marzo, fueron
detenidos siete presuntos secuestradores. Y es que ha llegado mucha gente de
fuera a vivir al pueblo, gente que viene a rentar y pues no sabemos con qué
intenciones llegan”, comentó el delegado.
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Para malos, los "del Cerro"
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