sábado, 1 de diciembre de 2012

Qué puede hacerse desde el arte para lograr la paz, caso Israel-Palestina



Por Blanca Padilla
 
Ante la situación de guerra vivida en buena parte de México durante los últimos seis años, en 2010, mientras cubría la sección de Cultura para un diario oaxaqueño,  al entrevistar a los artistas locales, radicados  o visitantes, insistí en hacerles una pregunta: ¿qué puede hacerse desde el arte para mantener la paz o para lograrla?

La respuesta que entonces me dio el pintor de bodegones James Willy me pareció valiosísima, pero poco o nada pertinente para acompañar la nota sobre su obra y exposición en ciernes. La guardé. Hoy en cambio, me parece apropiado recordarla.

El también doctor en música me relató una anécdota  del reconocido músico argentino Daniel Barenboim, quien de acuerdo con Willy, ha demostrado con sus acciones lo que el arte puede hacer por la paz, por superar el estado de psicosis que se vive a nivel mundial. 

Entre esas acciones, además de sus controvertidos conciertos e integración de orquestas con músicos israelíes y palestinos, está el encuentro que arregló en su casa, en los años noventa, entre Yaser Arafat e Isaíah Rabín, los líderes en aquel momento de la comunidad Palestina y del Estado israelí, respectivamente.

Relató el pintor cómo este músico, de nacionalidad israelí y argentina, naturalizado español y con ciudadanía palestina, invitó a comer a estas dos personalidades bajo la única condición de no hablar del conflicto, de nada que tuviera que ver con sus cargos públicos. 

Solo podían hablar de asuntos personales y domésticos mientras disfrutaban la comida y escuchaban música. Así transcurrió la convivencia en la cual los líderes de esos pueblos en guerra hablaron de sus familias, de sus aficiones y descubrieron su mutuo gusto por Wagner y por el ajedrez y por uno que otro platillo.

 “Bareboim había logrado que se encontraran dos seres humanos sin anteponer cargos o títulos o responsabilidades y el arte, como actividad humana, jugó en todo esto un papel  de medio de comunicación”, sostuvo el pintor, quien también piensa que reconocer lo que tienen en común, impide a las personas matarse entre sí.

“No se van a matar quienes tienen las mismas sensibilidades”, dijo haciendo eco de una tesis del propio Baremboim, quien también piensa que solo la creación de dos Estados, o tres contando a Jordania, en igualdad de circunstancias, puede traer la paz a esa región. Ojalá el paso que se dio en la ONU hace dos días sea un inicio para convertir en realidad ese sueño y ojalá en México la guerra se termine ya.




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