Por Blanca Padilla
Tres por lo menos son los asuntos en los que es necesario
reflexionar luego de la psicosis colectiva ocurrida este jueves en municipios mexiquenses
como Nezahualcóyotl, Los Reyes y Texcoco y la delegación Iztapalapa, al
esparcirse por las calles y las redes sociales el rumor de que una horda venía por las saqueando comercios y golpeando a la gente.
En primera instancia, algo sobre lo que ya se está
discutiendo y es muy grave: la falta de credibilidad de la sociedad en
las autoridades y en los medios de comunicación tradicionales.
La ciudadanía creyó más en lo que decían otros ciudadanos en
las redes sociales que en lo que decían locutores o conductores de programas de
televisión acreditados, quienes sostenían que no pasaba nada.
Lo segundo es la falta de preparación tanto de ciudadanos
como de autoridades y de medios de comunicación para actuar en casos como este,
a pesar de ya tener, por lo menos, dos experiencias: una ocurrida en Cuernavacaen abril de 2010 donde presuntos narcotraficantes establecieron un toque de
queda que inmovilizó a la ciudad y, otro en Veracruz, en agosto de 2011, donde
se difundió por Twitter una supuesta amenaza de bomba en el Puerto.
El tercero, es la urgencia de saber quién y con qué fines
inició este rumor en un momento tan difícil como el que vive el país, con una fallida
guerra contra el narco, una discutida sucesión presidencial y un movimiento social que ha llamado a la
desobediencia civil.
Iztapalapa, colonias colindantes con el Estado de México. |
En Iztapalapa, la policía si patrulló la zona. Sin embargo,
en lugar de contribuir a la calma, aumentaron la angustia de la gente. "No
decían nada, solo se limitaban a hacer sus recorridos, salvo en algunas
colonias en las que les dijeron a los vecinos que mejor se resguardaran para
evitar percances mayores, pues estas situaciones suelen aprovecharlas los
delincuentes", comentó una vecina de la Avenida Ermita.
“Sólo hasta que les preguntábamos qué pasaba, nos decían
algo”, comentaron vecinos de Ampliación Santiago, cerca de Cárcel de Mujeres.
“No me quise quedar encerrada, porque pensé que no debía
dejarme dominar por el miedo y entonces salí de mi negocio y fui a la
subdelegación, paré a varios patrulleros y les pregunté qué pasaba”, comentó
Graciela Narváez, una líder de la colonia Xalpa, en Iztapalapa.
“Ellos me tranquilizaron, me dijeron que según el monitoreo
de las cámaras que se encuentran en la zona no pasaba nada, que solo en
Chimalhuacán había una marcha, pero que era normal”, agregó.
“Compartí esta información con las vecinas que corrían
llevando de la mano a sus hijos y se escondían en cualquier comercio o portón
que hallaran abierto, pero ya no entendían razones, hasta se pusieron violentas conmigo”, dijo.
De la misma forma, en Twitter, desde las cuatro de la tarde
Seguridad Pública desmintió el
hecho, pero eran más los twits de ciudadanos en sentido contrario. Se hablaba
de comercios saqueados y quemados y de gente asesinada.
Las llamadas telefónicas a familiares y amigos tampoco se
escatimaron. “Mi cuñado, un judicial, me habló y me dijo que tuviera cuidado al
llegar a mi casa, porque los de La Familia habían amenazado con asaltar
comercios”, comentó un vecino de Neza.
“Una amiga de
Chimalhuacán me habló para decirme que allá si habían saqueado varios
comercios y a mis hijos los sacaron de la escuela por temor a que pasara algo
más”, comentó otra vecina de Iztapalapa.
Nada de esta avalancha de información pudo detenerse o contrarrestarse
con información que para la ciudadanía fuera confiable. Ni medios ni
autoridades hicieron nada contundente.
El periodista Carlos Loret de Mola retaba a su auditorio para que le enviaran pruebas de lo que se decía en las redes. La infraestructura de Televisa parecía no existir. "El reportero que cubrió la guerra de Irak no puede trasladarse a Neza", escribió un twitero.
El periodista Carlos Loret de Mola retaba a su auditorio para que le enviaran pruebas de lo que se decía en las redes. La infraestructura de Televisa parecía no existir. "El reportero que cubrió la guerra de Irak no puede trasladarse a Neza", escribió un twitero.
Las autoridades se conformaron con aparecer unos segundos en
televisión para según ellos tranquilizar a la gente. Fue hasta un día después
cuando la delegada de Iztapalapa, Clara Brugada, emitió un volante en el que
insta a la ciudadanía a no dejarse engañar por estos rumores y evitar
reproducirlos. Por cierto, el teléfono que da para cualquier duda es el 56 85
40 22.
Sin embargo, no basta con hacer llamados o con emitir volantes,
este caso nos habla de la urgente necesidad que tienen la ciudadanía y las
autoridades de contar con medios de información e informadores confiables.
Entre los vecinos de Iztapalapa ya se habla de redes ciudadanas responsables,
ojalá se hagan.
Las autoridades y los medios tradicionales se conforman con
culpar a las redes sociales de hechos como este, pero ninguna sociedad que
confié en sus autoridades y en sus informadores hará caso de extraños. No tiene
la culpa el medio, ni el mensaje, sino el clima de desconfianza que han
generado los propios informadores y políticos con su actuar y, también, la
inmadurez de la ciudadanía ante el uso de la Internet, este nuevo medio.
Con lo ocurrido este jueves en Iztapalapa y municipios del Estado de México, se demuestra
que nuestra capacidad de respuesta, ante eventualidades informativas, está
igual que en tiempos de Orson Wells, cuando la gente en Nueva York y Nueva Jersey le creyó a
este “enfant terrible” que los
marcianos invadían la tierra.
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