jueves, 8 de febrero de 2018

“Sólo el pueblo puede salvar al pueblo"

Por Blanca Padilla


"¡Oh raza de los hombres sin ventura! 
¡Cuando a los dioses concedió existencia 
y los armó de cólera inflexible, 
cuántos gemidos asimismo entonces, 
cuántas heridas y qué llantos 
a vuestra descendencia ocasionaron!
Lucrecio
Imagen relacionadaNo hay candidato ideal. Muchas personas de este país, desde hace varios sexenios, nos hemos conformado con decir: “votaré por el menos peor”, pero él menos peor no ha ganado, han ganado los peores y han llevado a nuestro país a ser un país de chiste, lleno de violencia, de muerte y entregado sin pudor a intereses extranjeros.

En vísperas de este 2018, año electoral, estamos en las mismas. Por desgracia, la clase política en México cada día se devalúa más y más frente a nuestros ojos. Sin embargo, eso no debe inmovilizarnos. Al contrario: si ningún candidato merece nuestra absoluta confianza, nosotros como sociedad debemos hacer la diferencia.
Gane quien gane, por la vía legal o con mapacherías, los cambios que nuestro país necesita para acceder a una verdadera democracia con justicia y dignidad, sólo se lograrán si la ciudadanía organizada se erige en fiel de la balanza. 

Los políticos no cambian, quien debe cambiar es el pueblo. En la medida en la que sigamos siendo un pueblo sumiso quienes lleguen al poder, sean de la extracción que sean, nos someterán a sus caprichos.

El verdadero peligro para México es que la apatía social crezca, que como siempre sean unos cuantos los que levantan la voz y se manifiestan. El verdadero peligro es que, como siempre, a los políticos los dejemos pasar y los dejemos hacer a voluntad, sin contrapeso alguno.

Y no tenemos ninguna justificación para permanecer sometidos. Los seres sometidos no son capaces de juzgar, no son iguales morales. Los animales, por ejemplo, no pueden preguntar, no pueden disentir, porque no tienen al juez que preside la información que aportan los sentidos: la razón. 

Los seres humanos, en cambio, podemos preguntar, podemos desarrollar nuestra capacidad crítica, generar ideas y protestar, levantarnos contra quienes pretendan someternos.

Sólo el pueblo puede salvar al pueblo, dice López Obrador y así deberíamos asumirlo. El pueblo no debe clamar por salvadores que luego lo sometan. No es Obrador, en todo caso, quien se erige como todopoderoso, son muchas de las personas que lo siguen quienes no pueden verlo con capacidad crítica, como tiene que se ser.

Como dice Miguel de Unamuno: el hombre no es lobo para el hombre, como dijo Hobbes. El hombre es cordero para el hombre. La primera situación de dominación en la historia ocurrió cuando un hombre libre se ofreció a cargar sobre sus hombros a su hermano, a su igual… y al otro le gustó y ya no quiso bajarse.

Sólo un pueblo organizado, un pueblo irreverente, un pueblo crítico, un pueblo preparado para hacer política puede evitar que cualquiera con aspiraciones de rey criollo se enseñoree por encima de nosotros, los verdaderos dueños de este país (Pero, sinceramente, no creo que Obrador tenga estas aspiraciones. Aunque no falta quien sí).

Y todos debemos estar conscientes de que la participación democrática no se agota el día de la elección. Los ciudadanos no podemos ni debemos bajar la guardia, porque eso lo han aprovechado los corruptos para empobrecer a nuestro país mientras sus cuentas bancarias crecen y sus lujosas casas abundan.

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