Blanca padilla
(eventual
integrante del Consejo Consultivo de Amedi Oaxaca)
Celebro
la iniciativa de la Asociación Mexicana por el Derecho a la Información,
capítulo Oaxaca (Amedi Oaxaca), de realizar, por primera vez en nuestro estado, la difícil tarea de observar a quienes tradicionalmente
observan y, se supone, cuestionan a los actores políticos y sociales: los
periodistas.
Hace
poco más de un mes Amedi inició el Observatorio electoral de medios sobre
las campañas de quienes contienden para ocupar escaños en el Congreso de la
Unión y, hoy me congratulo también de la publicación de su primer informe al respecto.
Este
documento es valioso, aunque no nos aporta ninguna sorpresa si nos sirve de
evidencia científica para sustentar lo que siempre hemos sabido: en Oaxaca
falta mucho ejercicio periodístico y el interés público se sacrifica ante el
interés de quienes pueden pagar inserciones o la publicación de sus boletines.
Del
monitoreo realizado a dos programas noticiosos de radio, dos de televisión, dos
periódicos y tres ciberperiódicos el estudio arroja que la gran mayoría de la
información sobre las campañas electorales la aportan los departamentos de
prensa de los candidatos, son boletines que se le hacen pasar al elector como
notas informativas, pues solo en algunas se aclara que son comunicados.
Justo
lo que debe ser base del trabajo periodístico no existe, no hay investigación
ni cuestionamiento hacia los candidatos a diputados federales y senadores. No
hay perfiles de quienes aspiran a representarnos para que el electorado los
conozca, no se ve el ejercicio periodístico, los dueños de los medios no
invierten recursos en esto, solo se atienen a la información que “bajan” los
propios políticos.
También,
se aprecia que los partidos decidieron solo hacer promoción de los candidatos a
senadores, pues son prácticamente los únicos que figuran: Eviel Pérez Magaña
por el PRI, Benjamín Robles Montoya por el PRD y Diódoro Carrasco Altamirano
por el PAN.
Esto
revela la estrategia de los partidos políticos: apostarle todos sus recursos a
los personajes más reconocidos por el electorado, confiando en que éstos “arrastrarán”
a los demás, para repetir lo que en 2000 se llamó “efecto Fox” o en 2006 “efecto
Andrés Manuel”, pero no sirve al electorado quien tendrá que votar a ciegas.
Así
pues, de los candidatos a diputados no se habla en los medios y lo mismo pasa
también con las candidatas mujeres, de éstas, de acuerdo con el primer informe
de Amedi, no se habló prácticamente en los noticiarios observados.
Pero
de esto se trata el Observatorio precisamente, de darnos cuenta cómo estamos,
para mejorar, para profesionalizar el periodismo y coadyuvar en el alcance de estadios
democráticos cada vez más elevados, no para otra cosa.
Sin
embargo, hemos sido testigos de lo difícil que este empeño se torna. Difícil
por el trabajo en sí: definir métodos de investigación, llegar a acuerdos con
el equipo que participa en la actividad y dedicar recursos económicos y humanos
en el desarrollo del monitoreo de medios, una ardua y tediosa labor. Pero eso
con organización se supera.
Prejuicios ante el
observatorio
La
otra causa de la dificultad, es más tremenda, dice mucho de lo que somos, de
nuestra apertura, de nuestra disposición al cambio, de nuestra conciencia. Iniciar
este Observatorio fue, para la Amedi, enfrentarse a unos medios
desacostumbrados a ser observados, ignorantes en algunos casos de lo que este
empeño significa, recelosos en su mayoría; suspicaces, tal vez por naturaleza,
y hasta procaces.
Hubo
periodistas que se sintieron atacados cuando supieron que se estaría observando
su desempeño durante el proceso electoral. El solo anuncio del inicio del
observatorio, encendió algunos ánimos e hizo que algunos cometieran desatinos e
incluso que llegaran a la diatriba personal en contra de integrantes de la
Asociación.
En
la radio, quienes supieron que se les observaría, emitieron airadas
descalificaciones contra Amedi Oaxaca. Lo mismo ocurrió en las redes sociales y
un caso emblemático fue la consulta que inmediatamente fueron a hacer
directivos de los ciberperiódicos NSS Oaxaca, Quadratín Oaxaca y RIOaxaca al presidente del
Consejo Local del Instituto Federal Electoral,
Roberto
Heycher Cardiel Soto, sobre el
particular.
Cuál fue el objeto de esta entrevista, por qué
pensaron estos directivos que el IFE debería tener injerencia en este ejercicio
ciudadano emprendido por la Amedi. Acaso
es el IFE quien da o quita permisos a los ciudadanos para realizar
investigaciones de este tipo. No, y ninguna ley lo estipula así.
Acaso no saben nuestros colegas periodistas
que los observatorios de medios son un ejercicio democrático que se practica en
diversas partes del mundo desde antes de los años ochenta del siglo pasado, que
son una forma de controlar desde la ciudadanía el poder que han llegado a
obtener los medios de comunicación y que necesita ser regulado a riesgo de que
se convierta en un poder fáctico más, como ya lo son las televisoras, por
ejemplo.
Al parecer no, y no les interesó, porque en
lugar de acercarse a Amedi Oaxaca para cerciorarse de que el protocolo de
investigación fuera convincente o para saber más de este tipo de estudios, se
dedicaron a la descalificación.
Solo para ilustrar, hablaré concretamente de
NSS Oaxaca, cuya Redacción publicó un artículo de opinión en el que en un
abierto juicio a priori se habla del monitoreo como un estudio
“totalmente sesgado”, dice desconocer a quienes conforman a la Amedi y que “su objetivo de ´configurar un
espacio democrático y plural´ no corresponde a la limitada esfera de acción que
emprenderá”, lo que sea que haya querido decir con esto.
Luego descalifica a los miembros de la Amedi
señalando que sólo buscan allegarse “más puestos públicos”, con lo que, quizá,
da a entender que aunque dice desconocer a quienes forman esta Asociación, sí
conoce a algunos.
Si a esto agregamos que, apenas 38 días antes, NSS
Oaxaca publicó un comunicado de Amedi sobre su primer aniversario y la
iniciativa de ley sobre Publicidad gubernamental enviada al Congreso local,
tendremos noción del grado de encono con el que se hizo ese artículo, al que, por
cierto, hice un comentario que jamás publicaron los editores del
ciberperiódico.
Es lamentable esta pequeñez de miras, esta miopía e
iniquidad de parte de algunos periodistas. Luchamos por la transparencia y la
rendición de cuentas siempre que no se nos llame a cuentas a nosotros.
Los primeros resultados de este monitoreo, de solo
una pequeña muestra, (“una limitada esfera”, como dice NSS) nos da luz sobre lo
que ocurre y sobre lo que necesitamos trabajar para superar los rezagos en
materia periodística. Duelen los resultados, pero no podemos quedarnos en
simples lamentaciones.
Para empezar, me parece que debemos aún entender
muchas cosas:
1. Realizar un observatorio de medios es una forma
de ejercer la democracia, pero no significa que Amedi, o quien lo realice,
tenga que contar, necesariamente, con el respaldo de una mayoría entre los
ciudadanos. La democracia es mucho más que eso.
2. El observatorio es un trabajo científico que
aporta datos que nos pueden servir para comprender la realidad, no para saber
cuántos están a favor y cuántos en contra, eso es lo más llano de la democracia.
3. El IFE realiza monitoreos de medios para
cerciorarse de que los tiempos oficiales para cada candidato sean
proporcionales a la votación que obtuvo en la elección pasada.
4. Lo que el capítulo Oaxaca de la Amedi decidió
observar fue el quehacer periodístico con respecto a las campañas electorales
en los noticiarios. Y, en esto, no tienen injerencia ni el IFE ni autoridad
alguna, solo la línea editorial de cada medio.
Regular esto atentaría contra la libertad de
expresión. Los periodistas son de los pocos profesionales que no cuentan con un
código de ética con carácter judicial, la forma en la que nos conduzcamos
depende solo de nuestro profesionalismo y de nuestra conciencia.
Nadie obliga a los medios a darle en sus espacios
noticiosos un tiempo equitativo a cada uno de los candidatos, ni a hablar de
cada uno de ellos sin ningún sesgo, sin descalificaciones. Nadie obliga tampoco
a los periodistas a evitar las zalamerías hacia uno u otro contendiente. Sólo
el profesionalismo y la ética pueden regular nuestro comportamiento.
Esto es lo que está observando la Amedi: el grado
de profesionalismo y ética que priva en cada noticiario, porque de eso depende
la calidad de la información que reciben los ciudadanos. Y, dada la influencia
de los medios en la actualidad, de esta calidad de la información dependen las
herramientas con las que cuente la ciudadanía para ejercer la democracia. Poca
cosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Todos los comentarios son bienvenidos, pero por favor no utilice palabras soeces. Cualquier mensaje que contenga una palabra soez será bloqueado. Nos reservamos el derecho de retirar cualquier comentario que incluya palabrotas, excepto cuando sean usadas como interjecciones.