Con esta nota doy respuesta a la aclaración que hace unos días me envió el doctor Raúl Trejo Delarbre, acerca de los hechos comentados por mí en un texto publicado, por este medio, el 13 de noviembre.
De acuerdo con la versión del doctor, él no tuvo nada que ver con la
cancelación del viaje que se menciona. Él solo pidió
información sobre la agencia de viajes para
tramitar su cambio de asiento, pues le incomoda viajar en ventanilla,
pero nada más. Lo que si supo al respecto es que yo había cancelado por motivos de
salud. Por eso, según comentó, lo alegró verme finalmente en aquel acto, al que llegamos por diferentes vías.
Acepto como cierta en todos sus puntos la
versión del doctor Trejo
Delarbre, le ofrezo mis más sinceras disculpas si en algo lo ofendieron
mis palabras y también me disculpo con AMEDI Oaxaca. Seguramente la vida
se encargará de poner todo en su lugar
nuevamente y, como dice el doctor, nos hará olvidar muy pronto
este lamentable incidente. Son mis mejores deseos.
Periodísticamente, es imperdonable haber partido de una sola versión para mi deliberación. Sin duda debí consultar la opinión del doctor antes de emitir mis juicios.
Solo puedo decir en mi descargo que no partí de un chisme de pasillo sino de una versión autorizada. Es muy lamentable que esa versión también contara con información incompleta. Algo comprensible por la agitación que vivió AMEDI ese ocho de noviembre y los días que siguieron. Inesperado entre comunicólogos, pero tampoco es pecado mortal. Los conocimientos científicos no nos eximen de fallas humanas.
Sigo pensado, sin embargo, que los actos de prepotencia y discriminación no deben existir en una sociedad que se pretende democrática y que quienes los padezcan deben denunciarlos, pero reconozco que esta vez me equivoqué.
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