
Radicado actualmente en Oaxaca, el
poeta y narrador jalisciense, compartió poemas de tres de sus poemarios
publicados entre 2005 y 2011.
Revolver Rojo, es el de más
reciente aparición, fue presentado hace unos días en la Librería la Jícara. Los
otros fueron Satori, publicado en 2009, y Zoom, que apareció en 2005.
Según comentó el también director
de la Filodecaballos, Editores, en cada poemario trata de imprimir un registro
distinto, siempre tratando de explorar nuevas posibilidades poéticas, arriesgándose
incluso a cometer errores.
De esta forma, en su poesía
pueden hallarse desde apacibles paisajes japoneses hasta referencias a amistades
entrañables y dolorosas, el vértigo y el miedo que provoca la velocidad y,
sobre todo, evocaciones a la pintura y la fotografía, la relación que estas
artes visuales guardan con el color.
“Tengo un problema con la
visualización de los colores, soy un poco daltónico, por eso escribir los nombres
de los colores es para mí una forma de capturarlos. Además, en mis primeros
años cuando aún no decidía mi vocación, me incliné por la pintura durante un
tiempo”, comentó.
De esta forma, comentarios,
anécdotas y respuestas al público fueron salpicando la lectura de los poemas
seleccionados por Plascencia Ñol. Habló un poco de amigos que le han inspirado
poemas, de viajes y de su estancia en Tokio y
en Seúl, donde estuvo becado por el Instituto de Traducción de
Literatura Coreana en 2007.
Su poesía refleja en mucho su
paso por estas ciudades orientales. Su poema Canción de Tokio es revelador en
este sentido. En él salen a relucir los estanques, las flores de loto, el sake,
Ozu, el reconocido cineasta japonés, la nieve y la fragilidad de las casas de
papel.
No obstante, Plascencia Ñol,
quien ha sido acreedor a premios como el Nacional de Cuento Agustín Yáñez 2008,
Nacional de Literatura Gilberto Owen 2005 y el Álvaro Mutis (México-Colombia)
1996, se considera netamente occidental.
Así lo sostuvo ante su amigo José
Molina, el poeta guanajuatense que lo acompañó durante esta lectura de sus
obras.
Fue Molina quien leyó el que
probablemente sea uno de los poemas más audaces de Plascencia Ñol, no sin antes
recordar que se lo publicó al jalisciense
en 2005 en la revista Letra Viva.
Molina habló también de la
amistad que los une y rememoró otra lectura de poesía en la que estuvieron
juntos, en la misma Biblioteca Henestrosa.
Esto ocurrió en 2006, justo
cuando afuera se escuchaban las balas y las explosiones del movimiento
magisterial, por eso se convirtió en un acontecimiento que nos dejó una
profunda huella, dijo.
Transcribimos íntegro el poema
leído por Molina y del que Plascencia Ñol explicó que el poema es el pequeño
punto que aparece sobre el cuadro blanco y lo que sigue es su descripción.
Escritura y descripción
En ese punto negro está este poema que no ha sido
escrito. O mejor: está a punto de escribirse. Hay una palabra que sobresale.
PÁJAROS. No es contemplativo porque es contemplativo. Es un jardín zen, es una
montaña nevada y cerezos; también el Cañón de Colorado y una frágil autopista.
PÁJAROS, dice. La primera condición, etc. (Juan de Yepes, dixit). PÁJAROS. Por
la mañana una cita de Chomei (1212 después de J.C.): “Considera la vida de los
pájaros y de los peces. Jamás el pez se cansa del agua; pero no siendo pez,
nunca podrás saber lo que el pez siente. Jamás el pájaro se fatiga del bosque;
pero, no siendo pájaro, nunca comprenderás sus sentimientos. Igual sucede con
la vida religiosa y la vida poética: si no las vives, nada comprenderás jamás
de ellas.”
Motivo de estudio: reflexionar sobre los pájaros, sobre ese punto negro.
Motivo de estudio: reflexionar sobre los pájaros, sobre ese punto negro.
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