El falso "hijo del chapo"... |
Por Marco Lara Klahr
Washington, DC.- Sus palabras han quedado fragmentadas en el alud de notas periodísticas acerca de la audiencia que sostuvimos en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH [marzo 14, 2013],
para exponer la violación a la legalidad y los derechos que producen
autoridades al exhibir a personas víctimas, detenidas o imputadas de
delito en México.
Pero
lo verdadero es que, con su discurso, el comisionado Rodrigo Escobar Gil
«nos hizo» la audiencia —como se dice de manera coloquial.
Este documento ofrece
un breve panorama de la exhibición de personas en medios, recogiendo
gráficamente diversos casos judiciales, así como los testimonios de
cuatro víctimas de los «tribunales
mediáticos» que montó la Procuraduría General de Justicia del Distrito
Federal cuando fue su titular Miguel Ángel Mancera, actual jefe del Gobierno capitalino.
Sobre lo expuesto por los funcionarios que acudieron como voceros del Estado mexicano,
solo diré que: a) la representación del gobierno federal anunció la
emisión de «lineamientos» para el tratamiento mediático de las víctimas y
los detenidos bajo la responsabilidad de autoridades policiales y
ministeriales federales, mismos que, no obstante, seguirán propiciando
la exhibición de dichas personas; y b) la representación del Gobierno
del DF insistió en mantener su abusivo protocolo en la materia.
Al constatar la obstinación de las
autoridades mexicanas, el comisionado Rodrigo Escobar Gil —también
Relator para México sobre Personas Privadas de la Libertad de la propia
CIDH— clarificó desde el inicio que la exhibición de personas en medios
es «una práctica inadmisible […] contraria a los derechos humanos»,
«violatoria no solo de la dignidad de la persona humana, por constituir
un trato inhumano, cruel y degradante […] que afecta los derechos más
valiosos de la persona humana, como es el derecho a la intimidad, al
buen nombre, al honor, a la honra, los derechos de la familia, e incluso
tiene grave repercusión en su ámbito social y laboral…».
Hizo notar que la reforma del sistema de
justicia penal en curso de implementación en México es «un orgullo para
toda América, en el sentido de que su Constitución se interpreta a la
luz de los tratados internacionales de derechos humanos», y sin embargo,
contradictoriamente, el gobierno mexicano pretende mantener la «lesiva»
exhibición de personas en medios.
A propósito de los lineamientos
anunciados por la representación del gobierno federal y la insistencia
del Gobierno del Distrito Federal en mantener su actual protocolo,
Escobar Gil invitó «al Estado a que profundice ese trabajo que está
realizando en la elaboración de una política pública para prevenir estas
prácticas. Pero tampoco estoy de acuerdo con esos lineamientos
preliminares donde realmente se mantiene la práctica y se dice […] que
hay que señalar el lugar donde la persona detenida desarrollaba sus
actividades delictivas; si no ha habido un juicio y si no ha habido una
condena penal, ¿cómo se puede indicar el lugar donde desarrolla sus
actividades delictivas? O que hay que mostrar la imagen para promover
una cultura de la legalidad […], existen unos límites para el Estado en
su política criminal y en su política de prevención del delito, y ese
límite en las sociedades democráticas está en la dignidad humana y en
los derechos humanos».
Por último, el comisionado de la CIDH
consideró que dicha exhibición es un resabio de «Estados absolutistas»,
en tanto que «los Estados democráticos de derecho tienen que ajustarse a
las prácticas en materia de derechos humanos, y por eso […] invitaría
[al Estado mexicano] a que siguiera trabajando […] para que en el futuro
no se siga presentando a las personas detenidas o privadas de la
libertad de esta forma degradante» y para «adecuar todas estas políticas
y prácticas en materia de seguridad ciudadana a los derechos humanos».
Como parte de la sociedad civil
organizada y del gremio periodístico, para nosotros esta audiencia ante
la CIDH es un paso significativo. El panorama va despejándose. Las
autoridades mexicanas que persistan en su papel inquisidor irán quedando
exhibidas ante los foros internacionales como violadoras de derechos
humanos, por más que empresas de noticias y periodistas funcionales
sigan sirviéndoles de «espejito, espejito».
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