Sonidos de Oaxaca
Blanca Padilla
Para hablar de los sonidos de Oaxaca, quizá el mejor
lugar para iniciar sea la otrora estación del ferrocarril. El lugar más ruidoso
y concurrido de la ciudad en la primera mitad del siglo pasado. Se ubica al
norte, rumbo a la ciudad de México, y hasta ahí llegaba Oaxaca por ese tiempo.
Ahora calla, fue silenciada definitivamente en 2003. Ya no pasan los trenes por
ahí.
Convertido en museo, actualmente este lugar sólo recibe
de vez en cuando a algunos visitantes: niños llevados por sus maestros o a nostálgicos
que aún añoran transportarse por vía férrea.
Todo cambió
Primero fue el tren de vapor, tenían que ir los fogoneros
echando más y más leña al fuego que crepitaba mientras las calderas hervían y
expulsaban el vapor que movía al tren. Luego comenzaron los trabajos para
ampliar las vías y entonces llegó el nuevo ferrocarril de vía ancha, en 1952,
cuenta el señor Rafael Sánchez, portero de la estación del ferrocarril de la
ciudad de Oaxaca por 45 años.
Había gran alboroto en la estación en aquellos tiempos.
Las campanadas de salida y el constante ir y venir de personas con su equipaje
que, casi siempre, incluía gallinas, guajolotes y hasta chivos. Se escuchaban
muchas voces en español y en algunos idiomas indígenas y extranjeros. Lloraban
niños, la gente se gritaba palabras de despedida, se insultaban, preguntaban
sobre las salidas o llegadas, checaban sus boletos.
Además, dos o tres veces al día se dejaba escuchar el
silbido de los trenes y el ruido de las locomotoras o el silbato del portero.