Por Blanca Padilla
Mujeres protagonistas de cambios sociales importantes en
sus países de origen, gracias al uso de redes sociales, compartieron este tres de octubre, sus
experiencias y reflexiones en el Primer Encuentro de Mujeres Blogueras
organizado por la Fundación Cinépolis en el marco del Festival de Cine por los
Derechos Humanos.
Dos de ellas, involucradas en lo que se denominó la
Primavera Árabe, luchan constantemente contra el silencio atávico de las mujeres de sus pueblos para poder ejercer
su libertad de expresión: Afrah Nasser de Yemen y Heba Afify de Egipto.
Representando a México, Claudia Calvin, ella aglutina blogueras y estudia el fenómeno de
las redes sociales como forma de empoderar la voz femenina desde su blog MujeresConstruyendo, primera plataforma para blogueras en América Latina.
Claudia Calvin, como anfitriona, habló de la importancia
de las invitadas como mujeres empoderadas en las redes sociales. Y aludiendo al
lugar en el que se desarrolló el encuentro: la Universidad del Claustro de Sor
Juana, exclamó: “Si sor Juana viviera en nuestro tiempo, también sería
bloguera”.
Enseguida se dolió de la cultura del silencio que impera
en América Latina entre las mujeres, donde actualmente solo existe una
participación femenina del 25%, cuando en Estados Unidos la participación de las
mujeres es de 70%, la más alta a nivel mundial.
“Faltan voces de mujeres en el ciberespacio”, dijo la
también catedrática de la Universidad Iberoamericana y agregó que esta
participación es vital para defender los derechos humanos de las propias
mujeres ya que las palabras construyen realidades, y si se desean cambios es
necesario que las mujeres se empoderen en estos ámbitos.
Primavera Árabe, una revolución fracasada
Las redes sociales se consideran actualmente como un
nuevo actor en la democracia, sin embargo, hasta donde llega su
influencia en los movimientos sociales. Acerca de esto hablaron las blogueras.
Vista desde aquí, para los mexicanos la Primavera Árabe
es una inspiración, como lo ve Heba Afify, pero la realidad no concuerda con las
expectativas. “Ese fue un movimiento que no ha dejado conforme a nadie”, dijo,
y de la misma forma se expresó Afra Nasser, actualmente exiliada en Suecia: “la
de Yemen es una revolución fracasada”.
“En Egipto nadie ha logrado lo que quería alcanzar.
Cuando en 18 días derrocamos al gobierno, pensamos ‘qué fácil’, pero no
tardamos en darnos cuenta de que la verdadera tarea apenas comenzaba. Nos
encontramos con mucha corrupción, con partidos políticos inmaduros, con muchos
problemas sociales”, dijo Heba Afify, quien reportó desde las primeras filas los
acontecimientos de esa revuelta ciudadana.
“En los tres años que han pasado desde entonces, en el
nuevo gobierno no existe ninguna representación de este movimiento. Algunas de
las personas que se movilizaron entonces se cansaron, quienes permanecieron no
lograron hacer conexión con el resto de la sociedad y se sienten traicionados.
Los revolucionarios no lograron ganarse al pueblo.
“Ante la economía y la seguridad colapsadas, mucha gente
comienza a confiar en el gobierno militar y piensa que antes era mejor porque
había estabilidad, a pesar de la corrupción y las violaciones a los derechos
humanos. Encuentro en esto muchas similitudes con México”, dijo la joven que ya
es símbolo de la nueva era social y política de Egipto.
Comunicación,
gran poder, pero de difícil acceso para las mujeres
Malaika Mahlatsi, a su tiempo, también habló de un gran
movimiento en Sudáfrica que no ha tenido los resultados que de este lado del
mundo creemos: la lucha de Nelson Mandela contra el Apartheid.
Para esta joven de 21 años, nacer negro o negra en Sudáfrica
sigue siendo un crimen que se paga con racismo y segregación. Ella misma nació
en un pueblo fundado durante el Apartheid para aislar a la raza negra: Soweto,
donde vivió en muy malas condiciones y fue violada en dos ocasiones, la segunda
tumultuariamente.
La primera vez denunció y supo de la corrupción imperante
en el sistema judicial de su país. “Algo similar a México, los abogados fueron
comprados”, dijo, y adujo las causas a la desigualdad.
“Las riquezas de México están en manos de un 10% de su
población mientras que el resto vive en una pobreza abyecta. Lo mismo ocurre en
Sudáfrica”, indicó.
La segunda vez decidió no denunciar, para no ser víctima
nuevamente de un sistema judicial corrupto. Creo un blog, comenzó a comunicarse
con otros jóvenes a través de las redes sociales y vio realidades iguales a la
suya.
Encontró que existía una juventud vibrante, con mucha sed
de justicia. Entonces se hizo la misma pregunta que El Che frente a MarioMonje, ante la realidad Boliviana: se preguntó si había o no terreno fértil
para una revolución.
“Qué alguien diga si no está preparado el terreno para una revolución” fue la
respuesta y agregó que son los jóvenes quienes deben asumir esta tarea. “Veo
mucho poder en la comunicación y veo mucho poder en los jóvenes”, dijo, pero
subrayó que no es fácil porque existe mucha gente autocomplaciente con el statu quo, gente conformista y enfatizó
que esta es una realidad similar para todos los pueblos en desarrollo.
Más tarde, durante la ronda de preguntas, alguien del
público le preguntó a Malaika cuándo es el momento oportuno para que un pueblo
inicie su revolución.
No tuvo respuesta para esto, sin embargo aseguró que de
acuerdo con sus estudios sobre revoluciones: ninguna es pacífica, todas son
violentas. “El poder no se puede conseguir sin luchar. No es sonriendo al
opresor como se gana una revolución. Si no están dispuestos a luchar y a morir
por la libertad, mejor no hablemos de revolución”, finalizó.
Afra, también habló de las dificultades de las mujeres
para participar en los cambios sociales haciendo uso de la comunicación. Ante
una pregunta del público, habló sobre la
vulnerabilidad de la mujer en lucha política y social. Hizo énfasis en el
hostigamiento sexual del que son víctimas para disuadirlas de participar y del
poco o nulo apoyo familiar que les prestan, como en su caso.
Pero, dijo, las mujeres deben decidirse a correr el
riesgo atendiendo a protocolos de seguridad con lo cual los riesgos disminuyen.
Violencia
contra las mujeres, invisibilizada en los medios
La violencia contra las mujeres como tema periodístico, tema
que pronto pierde importancia en los demás medios, donde solo se usa para
generar morbo, es la tarea que se impuso Judith Torrea.
“Los problemas del mundo son similares, el problema del
mundo es pensar que no somos iguales”, dijo la periodista al iniciar su
participación, en alusión a lo expuesto por las otras blogueras.
Ella dejó una vida cómoda y prometedora en Nueva York
para investigar y publicar las historias de los cientos de mujeres que son
asesinadas desde hace veinte años en Ciudad Juárez. Lo hizo, dijo: “para no
convertirse en cómplice de masacres y genocidios”.
Esos feminicidios “ocurridos
en la ciudad donde se crea la riqueza del primer mundo a precio del tercero y
te matan a tiros, te matan de hambre y te matan de falta de educación, ya solo
son noticia en mi blog”, explicó.
“Ciudad Juárez pasó de ser la Ciudad de la Muerte a la
Ciudad del Dolor”, dijo al recordar los 12 mil muertos que aportó esta ciudad
en el periodo de Felipe Calderón.
No obstante decidió adoptar como suya esta tierra porque
Ciudad Juárez la enseñó a vivir, a cambiar adversidad por oportunidad. Cuando
vio que ningún editor se interesaba por sus historias creo su blog “CiudadJuárez, en la sombra del narcotráfico” y comenzó a publicar sin pensar cuánta
gente o quién lo leería, pero a la fecha recibió ya, por este trabajo, el
premio Ortega y Gasset y el Bob’s.
Carmen Aristegui, moderadora en este encuentro de
blogueras y de quien el público gritó: "no necesita presentación", en diversas intervenciones reconoció la valentía y la juventud de estas
mujeres que decidieron hacer uso de las herramientas de la comunicación como
Internet y redes sociales para transformar la realidad de sus respectivas
naciones.
Y, al finalizar, aludiendo a lo dicho por Malaika, quien
se llevó cerradas ovaciones por parte de los jóvenes del público, dijo que es
verdad que no han existido revoluciones pacíficas, pero que probablemente
estemos frente a una posibilidad: el uso de las “armas” de la comunicación.
Gracias a herramientas como las redes sociales, dijo, la
apuesta por el cambio es por la vía pacífica y democrática, con verdad y
congruencia, bajo es el estímulo intelectual y emocional que deja el encuentro con
estas blogueras de diversas latitudes.
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