Por Marco Lara Klahr
Solo digo que aludir a ella como «la psicópata adolescente»; enfatizar en su condición de hija adoptiva, su baja estatura y otros rasgos físicos, o su estatus socioeconómico, o diagnosticarla con base en eso y hasta en su «frialdad», es criminalizarla y discriminarla, aparte de que todo esto inutiliza al periodismo como recurso social para que los ciudadanos comprendan los asuntos públicos. El periodismo se hace haraquiri.